En Bizkaia hay bastantes cerveceras, aún recuerdo lo curioso que me resultó la primera vez que fui a comer a una de ellas. No sé por qué yo pensaba en cerveza jejeje… ilusa de mí, a ver, que también tienen cerveza obviamente, pero son lugares que abren unos cuantos meses al año y en la mayoría de ellos su menú básico es pollo asado. La costumbre de ir a pasar el día a la playa y a la vuelta ir a comer a una cervecera me dejó perpleja en su día. Ahora es algo que me gusta mucho 🙂
La próxima vez que vaya a una de ellas os haré un post al respecto e indagaré un poco sobre esta costumbre que desconozco si se extiende a otros lugares… pero en Alicante os aseguro que no. Como mucho vas a la pollería a por un pollo asado para llevártelo a tu casa.
Hoy os traigo una receta fácil: Pollo asado al ajillo. Apenas necesitamos ingredientes y el horno nos hace todo el trabajo. En poco más de una hora podemos disfrutar de un delicioso pollo asado.
Ingredientes:
- 1 Pollo de corral
- 1 Limón
- Una majada de ajo y perejil (ajo al gusto, yo le pongo 3/4 dientes porque en casa nos gusta mucho el ajo)
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta
Opcional:
- 2/3 Patatas
- 3/4 Dientes de ajo
Sacamos el pollo de la nevera por la mañana, un par de horas antes de hacerlo para que se atempere. Si tenemos pensando comer sobre las dos, por ejemplo, habría que sacar el pollo sobre las diez y media y ponerse en marcha sobre las doce y media más o menos… que es domingo y no nos vamos a estresar 😉
Ponemos el horno a calentar (calor arriba y abajo, sin ventilador) a 200 grados centígrados. Pelamos las patatas, las lavamos y las troceamos al gusto. Las podemos poner en la misma bandeja que el pollo si queremos que cojan el sabor o en una bandeja aparte, como hice yo en esta ocasión. Las sazonamos con sal y pimienta y les añadimos unos 3/4 dientes de ajo sin pelar y un chorretón (hay que ser generosos) de aceite.
Hacemos la majada de ajo perejil, también la podemos tener hecha en la nevera con antelación. Es interesante tener en el frigorífico pequeños botes de cristal con pestos o majadas de hierbas y especias para utilizar a diario y dar sabor a nuestros platos. Ya os iré dando ideas.
Lavamos bien el limón y lo cortamos a rodajas. Lo introducimos dentro del pollo. Este truco del limón llevo haciéndolo años, desde que vi a Jamie Oliver en uno de sus primeros programas, y le da un toque muy rico. Untamos bien el pollo con la majada y lo colocamos con las pechugas hacia abajo. Esto es importante. Como sabéis, la pechuga es la parte más seca y si la colocamos hacia abajo absorberá los jugos que vaya soltando el pollo y quedará mucho más tierna.
Cuando el horno esté caliente introducimos las patatas y el pollo y esperamos 20 minutos. Una vez pasados estos 20 minutos sacamos ambas bandejas del horno. Le damos la vuelta al pollo, removemos las patatas e introducimos de nuevo durante 20 minutos. Una vez que hayan pasado estos segundos 20 minutos volvemos a realizar la misma operación. Sacamos del horno, damos la vuelta al pollo y removemos las patatas. En la foto podéis ver la última vez que lo metí al horno, aproveché el calor para poner un poco de pan que acababa de sacar del congelador.
Y este es el resultado final. Queda crujiente por fuera, para los que les guste comerse la piel, nada saludable pero… como ya he dicho: es domingo!!! y muy, muy jugoso por dentro. Si somos dos y el pollo es pelín grande con suerte sobrará algo… los restos de pechuga están buenísimos en ensalada. También podemos hacer un alioli casero para acompañar y con una copita de vino tenemos un delicioso menú de domingo.
Qué aproveche!
De alterne con Ikerne 